planetario

La ciudad sin nosotros

Un recorrido por el Parque Natural Lago Lugano: la reserva más joven de la ciudad, y un deseo cumplido para quienes buscan rastros del pasado virgen de Buenos Aires.

AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado
AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado

El libro “El mundo sin nosotros” del periodista Alan Weisman describe cómo las plantas, los animales y los procesos naturales irían conquistando, destruyendo o asimilando las estructuras construidas por el hombre, si la humanidad desapareciera del planeta (o bien, cómo algunos restos de la sociedad de consumo, como el plástico, se convertirían en desafortunados fósiles). La Tierra tiene una capacidad tremenda para auto-sanarse, sostiene, y sobreviviría y prosperaría sin nosotros; mientras que los seres humanos no tendríamos chance de supervivencia sin la trama natural que posibilitó la vida en este planeta.

En la Ciudad de Buenos Aires, un ensayo de su hipótesis puede verse en el Parque Natural Lago Lugano. Esta reserva urbana, la más joven de la ciudad, nació gracias a que grupos de naturalistas y observadores de aves empezaron a notar cómo el lago artificial aledaño al Arroyo Cildáñez (que funcionaba como control de caudal del Riachuelo) y las tierras que lo rodean habían sido conquistados por una gran diversidad de aves y contaban con la presencia espontánea de una especie singular y autóctona: la orquídea del talar.

AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado

«Su delimitación se realizó a través de bloques de hormigón, aunque en algunos sectores se han formado juncales (Schoenoplectus californicus) naturales que se suman al paisaje de orilla», explica la Licenciada Claudia Furman en un sitio dedicado a la zona. «En estas tierras ‘ganadas’ al lago, se establecieron otras especies vegetales palustres acompañantes como Totora (Typha latifolia), y este conjunto es utilizado como refugio y sitio de nidificación de diversas especies de aves. ‘Ganadas’ de la mejor manera: al modo en que lo hace el tiempo, la paciencia, y la propia naturaleza».

Furman, que lleva adelante el vivero de plantas nativas Solnaturi, relevó junto a su pareja la biodiversidad del sitio por 8 años, y cita en 118 las especies de aves observadas en el Lago Lugano y los alrededores de Parque Roca, Lago Regatas y Lago Soldati.

AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado

«Tierras ‘ganadas’ de la mejor manera: al modo en que lo hace el tiempo, la paciencia, y la propia naturaleza.»

AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado
AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado

Los nombres científicos y populares que unos pocos pueden reconocer abundan. «En las zonas donde no existe intervención humana hay ejemplares de plantas autóctonas tales como Cola de Zorro (Cortaderia selloana), Malvavisco (Sphaeralcea bonariensis) y Chilca (Baccharis salicifolia), aunque también se observan especies exóticas», describe. «Existen datos que revelan que en algunos de los sectores del lago la profundidad alcanza los ocho metros; esta característica lo transforma en un hábitat para especies de aves ‘zambullidoras’ como el Macá grande (Podiceps major), Macá común (Podiceps rolland), Biguá (Phalacrocorax olivaceus) y Pato zambullidor chico (Oxyura vittata)».

AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado
AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado

Aunque grupos de voluntarios junto a la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad trabajan en el sitio creando senderos, agregando placas de identificación de especies y construyendo refugios, lo que cautiva del lugar es su rusticidad, su desorden y espontaneidad, que hablan de una naturaleza real, y no de una idealizada por la mente humana.

Casi puede visualizarse lo que recuerda sobre la zona Elías Cárpena en “Barrios Vírgenes, Escenas de Floresta y Villa Lugano 1911 – 1914”, cuando todavía era un área de pantanos, lagunas y zanjas que actuaban como freno a la urbanización. «Tierras de regocijo. Floresta y Villa Lugano las mantenían casi vírgenes por el sud hasta las márgenes del Riachuelo. Colinas encumbradas, unas eran con árboles copiosos de altura, cuyas frondas los hacían más altos porque se solazaban con el cielo. Las otras eran sin monte y solo lucían las varas del cardo en una capa gris de cárdeno florecimiento. (…) En la laguna grande el agua era distinta por los matices de la flora; allí el agua se hinchaba en ondas como capullos y sonreía cercada de riberas lujuriosas, donde predominaba el dorado de los juncos que las ceñían en prietas bandas. (…) Veíanse en bandadas bien nutridas, desde el pato silbón hasta el picazo, y también muy dueño del líquido, a los pequeños patos zambullidores. A veces aparecían las orillas de las lagunas como nevadas por el blanco de las garzas y otras ennegrecidas por el negro de las gallaretas y del cuervo bañado».

AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado

Lo que cautiva del lugar es su rusticidad, su desorden y espontaneidad, que hablan de una naturaleza real, y no de una idealizada por la mente humana.

El carácter fronterizo de Lugano, el viaje que demanda la visita a este Parque desde la mayoría de los barrios de la ciudad, profundizan la sensación de extrañeza que provoca. Y aunque el Barrio General de División Manuel Nicolás Savio, más conocido como Lugano I y II, se eleva frente al lago como prueba de que la urbanización finalmente avanzó sobre el pantano, esta pequeña área protegida es un deseo cumplido para quienes buscan rastros del pasado virgen de Buenos Aires, para quienes quisieran ver los arroyos fluir libres de entubados y a los márgenes del río demarcados por vegetación.

Aunque el acceso al Parque Lago Lugano está restringido, la asociación Aves Argentinas organiza visitas guiadas gratuitas para grupos de 15 personas con cita previa, o para el público general el primer sábado de cada mes. Para anotarse: visitasparquelugano@avesargentinas.org.ar

AUREA-PLANETARIO-Lago Lugano-Paula Alvarado

TEXTO Y FOTOS: PAULA ALVARADO

PUBLICADO EL 25 DE marzo DE 2019

LAT. 34° 40’ 45.15” S  LONG. 58° 26’ 28.6” O

PUBLISHED ON 25 OF marzo OF 2019

LAT. 34° 40’ 45.15” S  LONG. 58° 26’ 28.6” O