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Cielos

FOTOGRAFÍAS DE ALEJO PAFUNDI. SELECCIÓN DE FRAGMENTOS POR LEONARDO SABBATELLA.

El cielo es una ilusión óptica que Alejo Pafundi captura de forma instantánea y fugaz; sus fotografías son un efecto atmosférico. Con la sensibilidad de un meteorólogo obsesivo (pero también de un arquitecto urbano), Pafundi retrata cielos junto a edificios altos que se recortan en soledad como enormes miradores, como torres de control para medir el clima y estudiar el comportamiento de las nubes. La serie de Pafundi es el resultado de sus desplazamientos cotidianos en distintas ciudades (sobre todo Buenos Aires y Mar del Plata) y, en cierto modo, conforman un pequeño y azaroso catálogo de cielos. A las imágenes de Pafundi les hemos sumado una breve selección de poemas de escritores argentinos para quienes el cielo ha sido un territorio, un espacio vital de observación y pensamiento.

la inmensidad de los cielos hostiles
que hollan la humillada tierra solar
para renacer en la especie.

ALDO OLIVA

El que mira bien el cielo es un mediador. Negocia con una meteorología que siempre defrauda las previsiones y a la vez con la probable firmeza del suelo, con la física y la biología, con los movimientos del aire y sus efectos en el cuerpo y la mente, con las mutaciones de la naturaleza y el menudeo y las turbulencias de la ciudad. Se suceden las estaciones, se identifica un clima con una región, pero cada día, hoy, y hasta en cada momento hace un tiempo distinto; una miríada de acontecimientos duran o se disipan en un tris para dejar paso a otros. Ni calendario, ni reloj, ni metrónomo ni diapasón: los meteoros piden otras formas de sintonía y otras escansiones. Así es como la historia de la poesía está repleta de cielos. Pero el empeño de afinación no cuaja nunca; basta pensar en lo indóciles que son las nubes. Parturientas, filamentosas, raudas, lerdas, funestas y docenas de epítetos se vuelven insuficientes, esto sin olvidar que en rigor científico hay cirros, estratos, nimbos, cúmulos y muchas combinaciones de las cuatro categorías. Como el romanticismo agotó el camino de la emoción y los pronósticos televisivos gastaron la jerga científica, una experiencia que merezca el nombre hoy sólo puede obtenerse de un lenguaje que no resigne ni la tradición de la filosofía natural ni los procedimientos de diversas literaturas.

MARCELO COHEN

En esa hora en que la luz
tiene una finura de arena,
di con una calle ignorada,
abierta en noble anchura de terraza,
cuyas cornisas y paredes mostraban
colores blandos como el mismo cielo
que conmovía el fondo.

JORGE LUIS BORGES

El esfuerzo unido de todas las luces de las avenidas del sur producen una reverberación palideciente que se eleva desde el suelo, montañas amarillas detrás de las torres de la cárcel y de los pocos edificios altos que penetran el cielo.

DANIEL DURAND

“¿Qué dibujás?”, pregunto.
“Uno las estrellas para armar a Orión”, me dice.
Así es, asombrado me fijo en el muñeco
que levanta su brazo hecho de puntos azules
y que exhibe orgulloso un cinturón notable.
“¿Pero quién te dijo que en el cielo está Orión?”
“Eso lo sabe todo el mundo”, contesta.
De pronto la poesía se vuelve adivinanza
o el hallazgo fortuito de unas coincidencias
entre las palabras vivas, un cuerpo que crece,
y lo escrito hace años. Porque alguna vez
le mostré la Vía Láctea, el chorro deslumbrante
de luces en la noche de las sierras,
a un bebé que no hablaba pero alzaba
su dedito índice.

SILVIO MATTONI

El movimiento de
la luna permite organizar
el tiempo. el envoltorio de los caramelos
de ananá es azul. Misterios de la naturaleza.

Estas leyes originan costumbres.
Modifican la percepción de la realidad.
Al ver cielo: quioscos, la infancia.

GABRIEL RECHES

Ahora el cielo se quedó sin nubes, las encendidas del Oeste se licuaron en la oscuridad y las grises del sur se han ido virando hasta que el poder de las estrellas las empujó fuera de la noche.

DANIEL DURAND

TEXTO Y FOTOS:

PUBLICADO EL 24 DE October DE 2018

PUBLISHED ON 24 OF October OF 2018