POLO SUR
El blanco tiene todos los colores
Un fotolibro es siempre un viaje de exploración, ante el mundo que se ofrece en las dobles páginas, para ser abierto en algún momento dado. Une subjetividades, arma sentidos. Compone universos narrativos.
Polo Sur es un recorrido del nieto por las imágenes del abuelo. Mateo Barbuzzi, quien es también editor de Club del Prado, revive, relee y retoma los viajes de exploración que hiciera su abuelo, Carlos Rinaldi, doctor en geología e investigador, por el territorio extremo sur de nuestro país: la Antártida argentina, en el continente blanco.
MI ABUELO ES GEÓLOGO.
Cuando era chico, me acuerdo que mis padres me contaban que viajaba a la Antártida, y una o dos veces fue a mi colegio primario a dar una pequeña charla, de las cuales no me acuerdo mucho, sobre la vida en el Continente Blanco. Había diapositivas con pingüinos y lobos marinos, me acuerdo. Pero no me acuerdo mucho más.
Hace un par de meses, ya de grande, encontré una caja llena de diapositivas en un placard de su casa. “¿Son todas tuyas estas fotos? ¿Las sacaste vos?”, a simple vista había fotos de viajes familiares, de viajes de trabajo (como Japón o el Gran Cañón del Colorado), y muchas, muchas de la Antártida. “Sí, son todas mías”, me contestó. Eran muchas, algunas muy gastadas por el tiempo, otras en bastante buen estado.
CARLOS ALBERTO RINALDI
Nació en 1930, estudió en la Universidad de Buenos Aires, se licenció en Ciencias Naturales especialidad Geología en 1955 y se doctoró en 1964. Impulsó la investigación científica en la Antártida como nunca en Argentina, implementando un nuevo paradigma: “Soberanía es Conocimiento”.
Fue Profesor en la Universidad de Buenos Aires y desempeñó el cargo de director del Instituto Antártico Argentino desde 1984 hasta 2001. Fue vicepresidente del Scientific Committee on Antarctic Research; Premio Konex en Ciencia y Tecnología en 1993; certificado al mérito otorgado por United States Geological Survey en 1996; dirigió 28 tesis de grado y 7 doctorados, todos evaluados como sobresalientes; en 2003 el Honorable Congreso de la Nación le otorgó la distinción de Expedicionario al Desierto Blanco.
La fotografía es una herramienta de conocimiento, y también de dominación. Desde su expansión a mediados del siglo XIX, es utilizada como medio para el registro de viajes de exploración. Al tratarse de una representación gráfica de la luz, deviene el mecanismo predilecto para el pensamiento científico.
El principio y el fin último de la fotografía es siempre la luz, la realidad. Hacer una toma de fotos y copiarlas significa una intervención, o más bien varias intervenciones en el tiempo y el espacio.
Las diapositivas realizadas por el abuelo Carlos, utilizadas en clases y conferencias con fines de divulgación científica y también memoria personal, hoy se reproducen en el libro del nieto Mateo con otro punto de vista. Así, las fotos siguen expandiendo sus sentidos, según los espacios discursivos donde suscriban, mientras que el territorio blanco sigue manifestándose desde la mirada familiar hacia la sociedad.
CIENCIAS DURAS
“Fuimos a hacer investigación científica geológica, biológica, meteorológica, antropológica. Ciencias duras. La primera vez fui solo con un grupo en el buque Bahia Paraíso, en el 76. Yo tenia 46 años. La Comisión de Energía Atómica me mandó a buscar uranio.”
“A través de los años los objetivos de mis viajes a la Antártida fueron cambiando. En un momento encontramos una mina de cobre y plomo en suelo antártico, en la Isla Livingston. Y estudiamos eso.”
“Más adelante, cuando me nombraron director del Instituto Antártico, dirigía toda la agenda científica. Decidía quién hacia qué. Fui director desde el 84 hasta 2001. Ese fue el ultimo año en el que fui a la Antártida. En total durante todos esos años -desde el 76 al 2002- hice 23 campañas antárticas. Algunas duraron poco -un mes- y otras mucho -cuatro meses-.”
DIAPOSITIVAS
“Sacar fotos fue una iniciativa mía. Tenia una cámara Yashica con un lente 1.6 que llevaba conmigo a mis viajes. Cuando sacaba fotos buscaba recuerdos: paisajes, suelos, animales, compañeros de trabajo. Todo lo que yo iba a investigar, el contexto de lo que investigaba y cómo lo hacíamos.”
“Luego de los viajes mandaba a revelar las fotos en diapositivas y las usaba para distintas cosas: las veía en casa, con mi familia; las mostraba en charlas o en mis clases como docente en la Universidad de Buenos Aires. Las fotos, además de quedarme como recuerdo de lo que hice hasta el día de hoy, me servían para mi trabajo, tanto como investigador y como profesor.”
PIONEROS
“No es que antes de que vayamos nosotros no había ciencia en la Antártida, pero nosotros fuimos los primeros que llevamos al continente blanco la ciencia organizada. Pusimos laboratorios, hicimos la primer red sismográfica antártica, y realizamos investigaciones que antes no se habían hecho.”
Polo Sur es un viaje doble o abismado, el que edita un hombre sobre otro hombre, que exploró el continente antártico en 23 campañas y en sus investigaciones y sueños, la Antártida argentina es la obra de su vida.
Las fotos por él tomadas continúan su recorrido histórico hasta nuestros días, gracias a la publicación de su nieto fotógrafo y editor, que continúa un legado de relevancia no solo afectiva y emotiva, sino de alcance nacional en todos sus aspectos: académico, científico, militar, económico, etc. Así, la patria es el territorio más lejano y remoto, y a la vez el más íntimo y familiar.