MATERIA
CEMENTO
Los recursos naturales, la tecnología, el mercado, los personajes y sus cruzadas emprendedoras: ¿qué es lo que determina la existencia y el predominio de un material en ciertos medios o industrias? Esta serie de Planetario observa la materia detrás de lo que nos rodea.

TERRITORIO
Portland, Inglaterra – Olavarría, Argentina. La primera es una isla en el Canal de la Mancha, cuyo suelo de piedra da lugar a pequeñas flores y pastos, y por su naturaleza costera es uno de los sitios más populares para la observación de aves de Inglaterra. Olavarría, muy por el contrario, es una región a 400 kilómetros de la costa más próxima, en la que los suelos ricos en roca cercana a la superficie (de los sistemas serranos que la atraviesan) conviven con las fértiles alfombras verdes de la pampa húmeda.
La isla fue el lugar de nacimiento del cemento portland: elemento básico del hormigón y el segundo material de construcción más utilizado del mundo después del agua. La ciudad bonaerense es sinónimo de la industria cementera argentina y sus entrañas surten de cimientos a todo tipo de construcciones, desde represas hasta escuelas, en todo el país, desde la década de 1920.
Desde 1872 hubo varios intentos de fabricación de cemento portland en Argentina, abandonados por distintas razones, entre ellas diferencia de costos con el material importado de Inglaterra. Cuando la Primera Guerra Mundial imposibilitó la llegada de materiales extranjeros, prosperó en Córdoba una fábrica en lo que hoy es Arturo M. Bas, que funcionó de 1917 a 1980.
Pero la industria despegó con el hallazgo de mantos de piedra caliza en las sierras cercanas a Olavarría, que interesaron a capitales extranjeros vinculados al ferrocarril (que vislumbró en el desarrollo de la industria un aumento de fletes).
Las primeras partidas llegaron al mercado en 1919, y unos pocos años después, el heredero de un maestro francés convertiría a una fábrica de esta región en una fuente de riqueza y un centro de poder.



MATERIA
Aunque la palabra minería no remita directamente a la producción de cemento en el imaginario popular, la extracción de piedra caliza para su fabricación es una de las principales actividades de base minera en Argentina.
«El vocablo cemento proviene del latín caementum, derivado de caedere: cortar, dividir. Caementum era el conjunto de fragmentos de piedra, obtenidos por corte o división. La mezcla endurecida de la piedra partida con el ligante constituido por cal y puzolana amasado con agua tomó el nombre de caementum. Posteriormente, se designó así a un conglomerante que endurece por sí mismo», explica el ingeniero civil Carlos Ernesto Duvoy, en La evolución de la Industria Argentina del Cemento Portland.
Piedra caliza, arcilla y mineral de hierro triturados, cocidos a temperaturas de 1300 a 1500 ºC, dan como resultado clinker (*): nódulos de materia quemada, que son pulverizados y mezclados con yeso (actualmente, también se integran otros aditivos para modificar sus propiedades, como reductores de aire, aceleradores o retardadores de fraguado, etc.) para formar el cemento. Por cada tonelada de clinker, se necesitan 1550 toneladas de materia prima de piedra caliza y arcilla, en la que la proporción de piedra caliza es tres veces mayor. Mantos de superficie que se convierten en montañas alrededor de las canteras, esperando a ser polvo para volver a ser piedra, esta vez recreada y moldeada por el hombre.
El cemento suele presentarse como un material de construcción ‘sustentable’ cuando se apela a su durabilidad, capacidad de aislamiento térmico, carácter incombustible y hasta su posibilidad de reciclaje (a través del triturado y reprocesamiento). Pero la enorme huella de carbono de los hornos que se usan para cocer los materiales, la depredación de regiones naturales que genera su producción (a partir de un recurso mineral muy abundante pero no renovable**), las entrañas expuestas de las sierras de Buenos Aires y la disrupción de los montes cercanos a las yungas catamarqueñas y jujeñas, de las sierras cuyanas y de las costas patagónicas, opacan esa idea.



PERSONAJES
Las operaciones mineras suelen tener una relación simbiótica con las comunidades aledañas a las zonas de explotación, en las que las empresas necesitan mano de obra fiel y los habitantes ven a las fábricas como fuentes de trabajo y de ‘bienestar’ (aunque esta idea suele terminar cuando las canteras y minas agotadas dejan desocupación, agravada por desastres ecológicos y problemas de salud). La repetición del apellido Fortabat en el nombre de una ciudad, el de una autopista y hasta en un cerro, además de escuelas y calles, en los alrededores de Olavarría, demuestra hasta qué punto esto fue así con la primera fábrica de la empresa Loma Negra y la comunidad que se formó a su alrededor.
Dado que al momento de la fundación de la fábrica no había una ciudad que proveyera mano de obra, la empresa fue haciéndose cargo de ‘ordenar’ el asentamiento que fue creándose en los alrededores a medida que los trabajadores llegaban, y el trabajo y la vida social fueron desarrollándose en paralelo, ambos controlados por un patrón omnipresente. Los habitantes de la Villa Alfredo Fortabat no solo dependían de la empresa como fuente de empleo, sino también de vivienda, educación y recreación, como explica el antropólogo Federico Neiburg en Fábrica y Villa Obrera: Historia Social y Antropología de los Obreros del Cemento.


Como un Perón y una Evita de Olavarría, los Fortabat proveían lo necesario para que el trabajo no cesara y la cruzada productivista prosperara: regalos en fechas festivas (oficiales y no tanto, como el «Día de Loma Negra», que celebraba la fecha del primer despacho de cemento de la fábrica), atención médica para hijos de empleados, clubes, capillas y hasta caprichos localistas como un equipo de fútbol (que conquistó victorias y duró unos pocos años).
Tanto Alfredo Fortabat como su ‘Dama del cemento’ trataban a Olavarría y a la primera fábrica de Loma Negra con romanticismo. Para Amalita, era el lugar donde se reconocían: «nuestro verdadero mundo. Esa es nuestra verdadera vida». La millonaria decía que tenía con la ciudad un amor de años; le donó escuelas y hospitales a través de su Fundación; y llevó a su estancia a personajes como Rockefeller; además de ofrecer asados para innumerables figuras políticas y culturales del país. En una nota con revista Gente, dijo que compraba ropa en Nina Ricci, pero que su vestido más admirado era de la tienda Santa Rosa… de Olavarría.

«CON EL CORRER DE LAS DÉCADAS (ALFREDO FORTABAT) HABÍA PERFORADO LA LLANURA HASTA VOLVERLA CANTERA Y LUEGO, CUANDO YA ESTABA EXHAUSTA DE TANTO DAR PIEDRA, LA HABÍA RELLENADO Y FORESTADO CON DELICADEZA».
FRAGMENTO DE “AMALITA, LA BIOGRAFÍA”.


El romanticismo por el lugar y su gente contrastaba, por supuesto, con las quejas por las condiciones de trabajo expresadas por el sindicato de Loma Negra, las enfermedades respiratorias generadas por inhalación de sílice que aquejaron a trabajadores y la ‘desaparición’ de un abogado laboral que defendía los derechos de los obreros, que Marina Abiuso y Soledad Vallejos relatan en detalle en Amalita, La biografía.
La relación paternalista se fue rompiendo con la muerte de Alfredo Fortabat y a medida que Amalita transformaba a Loma Negra en una corporación con un dominio de casi 50% del mercado, que se mantuvo a través de confabulaciones con las demás cementeras para establecer precios artificiales y repartirse licitaciones, antes de ser adquirida por capitales brasileños.

EL PUENTE QUE UNE EL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES CON LA FACULTAD DE DERECHO, CONSTRUIDO CON CEMENTO DONADO POR AMALITA DURANTE LA DICTADURA DE 1976.
Los restos de Alfredo Fortabat ya no descansan en la tumba que le construyeron en la villa, y la muerte de Amalita no fue conmemorada en la zona con homenajes ni luto. Pero sus nombres perduran suspendidos sobre las chimeneas, los camiones que transportan montañas de piedra, y el polvo gris iridiscente que sigue siendo sinónimo de la zona y de sus figuras. Mientras tanto, en cientos de obras públicas y particulares descansan pedazos de sierras bonaerenses que extrajeron y transportaron a todo el país.


(*) La palabra clinker viene del inglés, y una de sus acepciones es algo así como ‘ladrillo/cosas quemadas en un kiln’ -inglés antiguo que significa cocina/horno-.
(**) La piedra caliza se forma con depósitos de remanentes de vida marina, con lo cual se siguen formando nuevos depósitos en el océano, pero el proceso es tan lento que es imposible considerarlo renovable.
